Existen muchas clases de aloe. De entre las plantas medicinales el aloe vera (el aloe auténtico) es sin embargo la más importante. La historia del aloe vera se remonta a muchos siglos atrás. Así los primeros registros escritos se encontraron en Egipto ya aproximadamente en el año 1.500 antes de Cristo. También se nombra el aloe vera en la Biblia.
El aloe vera es una planta grasa. Pertenece a la subfamilia de las liliáceas. Su lugar de procedencia es el desierto africano, aunque actualmente se cultiva en muchos lugares del mundo. Desde hace cientos de años en los países árabes de Africa se utiliza el jugo de sus largas hojas para usos medicinales. El jugo tiene un olor característico y un sabor muy amargo. Las efectivas sustancias que contiene son aloína, polisacáridos, resinas, sustancias magnésicas y también vitaminas, sustancias minerales, enzimas y aminoácidos.
En la producción el jugo de aloe, condensado mediante un baño caliente, se elabora en forma de preparados que servirán para la aplicación externa e interna. Este proceso debe ser muy rápido ya que las valiosas sustancias que componen el aloe vera se oxidan con facilidad al entrar en contacto con el oxígeno.
La sustancia activa principal del aloe vera es el mucopolisacárido Acemannan. Estas sustancias activas contribuyen a proteger el sistema inmunológico ya que se depositan en las membranas de las células, protegiéndolas de este modo contra virus y gérmenes.
El aloe vera tiene también propiedades desintoxicantes, sobre todo en el tubo digestivo. Ayuda a contener los hongos perjudiciales de la levadura, parásitos, bacterias y virus, desintoxicando de este modo los intestinos.
En la medicina natural, de entre muchas tras plantas, el aloe vera ha demostrado a lo largo de los siglos su eficacia en casos de pérdida de energía, para reforzar el sistema inmunológico y para desintoxicar el organismo.