El zinc es un oligoelemento esencial y tiene múltiples funciones en el organismo humano. Representa un importante elemento para el metabolismo y para el sistema inmunológico.
La falta de zinc puede manifestarse de distintas formas, por ejemplo por eczemas cutáneos, mala cicatrización de heridas, perturbaciones de la memoria, sistema inmunológico débil, caída del cabello, perturbaciones en el crecimiento de las uñas, caries, enfermedades del aparato digestivo y de los intestinos y dolencias nerviosas.
Los estudios sobre nutrición han demostrado que la falta de zinc puede observarse muy frecuentemente en las personas mayores. La ingestión diaria de zinc de este grupo de personas oscila entre los 7 y 11 mg. por lo que está claramente por debajo de la dosis diaria recomendada que es de aproximadamente 15 mg. Las causas para la muy extendida carencia de zinc pueden ser muy variadas. Entre ellas podemos citar una alimentación incorrecta, una reducida resorción del zinc o una pérdida excesiva de este elemento por enfermedades que se dan con frecuencia en personas de edad avanzada.
Por todo ello es muy recomendable que las personas mayores añadan zinc a su alimentación.